sábado, 19 de mayo de 2018

Laguna de El Campillo, una gravera aprovechada

Laguna El Campillo, en Rivas-Vaciamadrid
13 de mayo, 2018

Excepcional jornada de campo.

Salí un poco antes de las 16 horas hacia plaza de Castilla y luego enfilé toda la línea 9 de metro hasta Rivas-Vaciamadrid, total, una hora y media de sesteo.

Nada más bajarme del vagón uno se sorprende con los dos nidos de cigüeñas en la estación misma, sujeta la existencia de estas aves al traqueteo incesante de los vagones, pero un lugar seguro para la pollada.

Al salir de la estación seguí las vías en el mismo sentido del viaje, bajando la carretera E-901 hacia el Camino Uclés.

Después me sobrevuela un milano negro, señal de que he llegado al campo.

Al llegar a los topes de la vieja vía del tren de Arganda, giré a la derecha, bordeando la enorme laguna artificial de El Campillo, una antigua extracción de áridos inundada por la cercanía del río Jarama y por la proximidad de aguas freáticas. 

Eneas (Typha dominguensis)
Laguna de El Campillo
La laguna es espectacular y está siendo colonizada por la vegetación desde los años 80, cuando fue abandonada la explotación. Algunos bosquetes de álamos negros y blancos (Populus nigra, P. alba) tienen un magnífico aspecto, a pesar de su juventud, pero el sotobosque es muy escaso, faltando en mi recorrido plantas típicas de ribera como las zarzas (Rubus spp.), los espinos albares (Crataegus monogyna) y los escaramujos (Rosa canina), aunque posiblemente existan naturales. Se han realizado algunas plantaciones de las dos últimas.

Tamarisco (Tamarix gallica)
Laguna de El Campillo
Hay tamariscos (Tamarix gallica) una planta ligada a lugares salinos, negrillos (Ulmus minor) y encinas plantados, Acer negundo invasor, pinos piñoneros y halepensis, sauces blancos (Salix alba) en abundancia y algunos fresnos (Fraxinus angustifoliay poco más en leñosas. Se ha intentado revegetar con jaguarzo (Cistus clusii) y tomillo salsero (Thymus zygis) y existe orgaza (Atriplex halimus) y retama (Retama sphaerocarpa).

La proximidad del río Jarama y su bosque galería es una excelente fuente de semillas para que se cree un nuevo ecosistema fluvial-lacustre, cuya colonización es muy interesante para una buena tesis doctoral.

Dos verderones comunes (Carduelis chloris), macho y hembra, comían las semillas de un chopo negro con vilano. El macho es grande y verdoso, como de cotorra, y tiene conspícuos tonos amarillos en las alas. La hembra es ocrácea, con tonos amarillos en el pecho y el mismo amarillo en las alas que el macho. El pico es grande y de color carnoso.

Corteza típica de álamo blanco
Laguna de El Campillo
Una pareja de somormujos lavancos se acicalaban las plumas en el centro de la laguna. Vi al menos 3 fochas comunes, una pareja de porrón común (Aythya ferina), con su macho espléndido de plumaje y sus ojos de un rojo rubí al sol que impresionaba.

Por gritos, en la cercanía del centro de interpretación, supe que había pito real. El conejo es abundante, hasta unos 7 u 8 ejemplares vi muy de cerca. Algunas palomas torcaces, carricero tordal (Acrocephalus arundinaceus), gran tamaño, sobre carrizo a un metro sobre la superficie, cantando en pose típica con el pico muy grande y abierto apuntando hacia arriba. Canto muy distintivo, terminando en un biri-biri muy característico que en las guías sonoras británicas no aparece, y que en grabaciones de ejemplares de Cádiz no es muy patente.

Gorrión común sobre ramas de chopo, cigüeña abundante (+6). Al atardecer, posible abejaruco común (6) y aguilucho lagunero macho (Circus aeruginosus) hacia la zona de los cantiles.



Acuífero de la laguna de El Campillo
Fuente: www.madrid.org
El origen de la laguna y su ecosistema

Los trabajos de extracción de áridos para la construcción que dieron lugar a su creación comenzaron a mediados de la década de los sesenta y su explotación duró casi 10 años. Tras su abandono se buscó convertir esa zona inundada en un entorno similar a uno natural, suavizando los escarpes para ofrecer distintas profundidades para peces y creando perfiles más irregulares que aumentaran los metros de ribera y sirvieran de refugio a la flora y la fauna.


Plataforma habilitada para pescar.
Laguna de El Campillo
Las amenazas medioambientales

No es que haya demasiada gente paseando, pero sí muchos pescadores aficionados, con escaso éxito a decir verdad. Pude ver gambusias (Gambusia holbrooki) en la orilla y percas sol (Lepomis gibbosus), y algunos comentarios oídos hablaban de black bass y carpas. Todas esas especies exóticas fueron introducidas por los pescadores, sin control alguno ni vigilancia por parte de la Administración.

El fondo parece de grava visto desde la orilla, y por la aparente calidad y transparencia del agua parece muy permeable y renovada. Pero por lo que sé, se trata de una restauración artificial para suavizar la pendiente y el agua contiene los contaminantes del contiguo río Jarama.

Papeleras repletas en El Campillo
Lo que no había era guardería. Ni uno solo, ni operarios de limpieza, como es habitual en cualquier sitio natural “protegido” de Madrid. Así que la basura rebosaba de las papeleras y muchos botes y botellas se almacenaban en la orilla porque esos pescadores no se molestan en llevar una bolsita para guardar sus inmundicias.

Es un problema de todos los lugares de la provincia de Madrid, sometidos al castigo de los domingueros, ya sean nacionales o extranjeros, estos últimos, dicho sea de paso, con el añadido de los ruidos y la juerga desmadrada de los que se creen que cada instante es una fiesta a costa de los derechos de los demás en un país que les proporciona trabajo y derechos que muchos ni pueden soñar en sus países de origen.


Carrizo (Phragmites australis)
Laguna de El Campillo
La vegetación de la orilla

En la zona inundable crecen juncos comunes (Scirpus holoschoenus) con los que es fácil pincharse un ojo si vas agachado para ver cantar al extraño y voluminoso carricero tordal (Acrocephalus arundinaceus) que se sitúa precisamente en los carrizos (Phragmites australis). También abundan las eneas (Typha dominguensis) y los tarayes (Tamarix gallica) florecidos, que empiezan a constituir una buena cobertura vegetal.

Tras ellos, está los sauces blancos (Salix alba), chopos blancos (Populus alba) y negros (Populus nigra), olmos (Ulmus minor) escasos y repoblados, algún fresno (Fraxinus angustifolia) y encinas (Quercus ilex) muy jóvenes y localizadas. También existe el invasor arce negundo (Acer negundo).


Dinámica fluvial
Fuente: www.madrid.org
La dinámica fluvial y la química de la laguna

La laguna tiene una considerable profundidad, hasta 20 m, siendo 6 m la profundidad media, más que suficiente para albergar grandes peces de agua dulce, sin embargo, en verano el agua se estratifica debido al aumento de la temperatura superficial y no circula suficientemente en vertical con la del fondo, por lo que los peces han de subir desde el fondo a la superficie por falta de oxígeno.

El agua es aportada por el acuífero y filtraciones del mismo río Jarama, por lo que se renueva muy lentamente, fluyendo en dirección al curso del río Jarama y conteniendo los mismos contaminantes y además una salinidad superior. La escasez de calcio para los caparazones condiciona la existencia de caracoles y cangrejos, muy escasamente representados.

Las aguas de la laguna y el suelo se cargan de sales (algo más de 1 g/l) que proporcionan al entorno una importante peculiaridad ecológica al limitar la presencia de unas especies y favorecer la de otras, por ejemplo tamariscos (Tamarix gallica) y orgaza (Atriplex halimus). No debe utilizarse el agua de la laguna ni para beber ni para bañarse, pues está contaminada.


Laguna de El Campillo
Mayo 2018
Dimensiones de la laguna

La laguna de El Campillo es una de las del centenar de graveras que existen en los cursos medio y bajo del río Jarama, y ni siquiera es una de las más importantes para ver aves, tal vez por su escasez de grandes posaderos arbóreos, excesiva profundidad y la estrechez de su zona inundable.

Por un lado la cierran unos escarpes poco elevados y por el otro el río Jarama, que corre apenas a unas decenas de metros de sus orillas.








Corte transversal, a la derecha el río Jarama
Fuente: www.madrid.org
Sus datos generales son:

Altitud: 540 m.s.n.m.
Extensión: 48,5 ha.
Longitud: 1500 m.
Anchura: 400 m.
Perímetro: 5,5 km.
Profundidad máxima: Cerca de 20 m.
Profundidad media: 6 m.

Batimetría: Pendientes pronunciadas y fondo irregular. Mayor profundidad en el centro y hondonadas acusadas cerca de la orilla.

Origen: Artificial, por afloramiento del agua subterránea tras la extracción de áridos.

Protección: Incluida en el Catálogo de Humedales de la Comunidad de Madrid (B.O.C.M. 1991). Considerada como Zona de Reserva Natural (Zona B) dentro del Parque Regional del Sureste por Ley 6/1994 (B.O.C.M.1994).

Titularidad: La finca El Campillo es propiedad de la Comunidad de Madrid.

Como comparativa, el Lago de Sanabria, el lago glaciar más grande de España, tiene 369 hectáreas de superficie y 53 metros de profundidad.




Gravera en funcionamiento
Fuente: www.madrid.org
Acondicionamiento de la laguna

La excesiva pendiente de las paredes por la extracción de gravas la convertía en un vaso lleno de agua, por lo que procedía su modificación para mejorar su habitabilidad. Algunas de ellas son muy discutibles, por ser demasiado intervencionistas (7), (8) y (10).







Gravera tras su acondicionamiento
Fuente: www.madrid.org
Suavizado de pendientes (1) y la modificación del perímetro lagunar, estableciendo contornos irregulares (2) e isletas (3). Con ello se consiguen puntos de aguas someras (4) que a partir del tipo de sustrato se pueden convertir en playazos o en orlas de vegetación palustre. Otras medidas correctoras son la creación de setos vivos (5), que hacen de cortavientos y sirven de refugio a los animales, y la separación entre espacios de uso público (6a) y otros de acceso restringido (6b) que garantizan la tranquilidad de la fauna. Finalmente, se pueden instalar posaderos (7), balsas artificiales ancladas (8), observatorios para la avifauna (9) o tender localizadamente revestimientos (10) que eviten la invasión del carrizo y permitan la cría de ciertas aves acuáticas.

Senda botánica en la laguna del Campillo: un rico humedal





Fotografías
Zenobita. Reproducción no permitida sin citar la fuente y el enlace.


Gráficos
www.madrig.org



Cañaheja (Ferula communis)


Cañaheja (Ferula communis)
Antes de florecer


Cañaheja (Ferula communis)


Cañaheja (Ferula communis)
Detalle



Cañaheja (Ferula communis)


Espino albar
(Crataegus monogyna)




Laguna de El Campillo
Fuente: elmiradordemadrid
La ingestión de las hojas de la cañaheja (Ferula communis) provoca a los burros, caballos, vacas y ovejas hemorragias internas que les llevan a la muerte. Se le conoce también por hinojo borde o hinojo burro. 
La subespecie representada, tal vez pueda ser Ferula communis subsp. catalaunica, la más común en la zona de Madrid referida. La férula es también una planta de interés para los “seteros”, pues en sus raíces se cría una seta muy cercana a la conocida seta de cardo. Se trata de la seta de caña o de cañaheja (Pleurotus eryngii var. ferulae), algo más grande que la seta de cardo, y de similares cualidades culinarias. Esta seta puede ser confundida con especies tóxicas del género Clitocybe o Paxillus, por lo que hay que ser muy precavido. La más conocida seta de cardo crece sobre el cardo corredor (Eryngium campestre), como la férula, de la familia botánica de las umbelíferas.



Esta información en tipo Courier se ha tomado del blog Del Manzanares al Guadarrama










viernes, 18 de mayo de 2018

Calle Juanelo en San Isidro

Ejecutivo inactivo
La Juan Gallery
12 de mayo 2018


‘LA JUAN ESTÁ DE MODA’ es un evento de moda experimental que cumple su tercera edición e invita a diseñadores a explorar otra forma de mostrar sus diseños.


Las fiestas de San Isidro nunca me han llamado la atención y las pocas veces que he salido, o me he metido en problemas serios o me han resultado sucias, masificadas, estridentes y populacheras. Pero esta vez ha sido distinto.

Me invitaron a conocer un espacio de performances en pleno barrio de La Latina, La Juan Gallery, en la calle Juanelo. Había una alfombra roja sobre el pavimento a modo de pasarela y un buen equipo de música con un pincha que era la viva imagen de Almodóvar en los 80.

Enseguida anticipé que iba a asistir a un pase de modelos gays, sin embargo fue una impresión falaz.

Muy invernal para
estar en casa
En la contigua sala Juan se exhibían en dos plantas una docena de performances individuales, a cada cuál más curiosa. En una, la actriz te escupía las cáscaras de las pipas que comía; en otra un efebo se repantingaba entre libros; otra se contoneaba reptilianamente en una cajón de metacrilato vestida de rayas hasta el cuello; a su derecha, como una gran virgen de los globos rojos, hacía punto de cruz otra joven actriz; y más allá una especie del planeta de Avatar, pintada de purpurina verde, escrutaba a los viandantes en el escaparate … 

Escaleras oscuras abajo, más sorpresas: podías pintarle las alas a un ángel barbudo con un rotulador; o ver cómo una bruja echaba las cartas de tarot; una escena de crimen; un deseo carnal de Pasolini; el atrezzo urbano de una locura femenina; un sueño de terror y hasta un tendedero de bragas con chicas catalépticas en el solaz de sus tardes.

Para las noches locas de Madrid
Después de estas buenas y múltiples vibraciones, sorprendentes para la escena madrileña, conocí a su promotor: Juan Gómez, al que había criticado a base de bien un par de obras suyas: Aburrimiento Chair y Eléktrika. Pero esto era otra cosa, porque este teatro en escaques me gusta horrores.

Como en un damero, cada actor se mueve y actúa en su exiguo espacio, como muñecos o esculturas vivientes, alejados de la humanidad, con la estereotipia de su cometido, silentes, bellos, tiernos, estomagantes, espeluznantes.

Juan Gómez, que casi tiene nombre de uva, ha conseguido que vuelva a San Isidro. Loas en coro y genuflexión con puñetas caladas. Después, eso sí, todos los actores salieron a desfilar.



















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jueves, 17 de mayo de 2018

Endgame, grime trufado de reguetón: muy grimoso


6 de abril 2018
Concierto en la Casa Encendida

Nunca había visto gente tan rara en un concierto, ni tan uniforme y estereotipada, tanto que parecía una secta de malditos clones de frenopático.

Le había comprado la entrada a un tipo raro y espigado, no acostumbrado a estar sobrio. Pero ese día, para vender, decidió estar en 'plenas' facultades. 

Aún así el tipo sabía lo que se hacía, aunque el hecho de no tener la entrada en mi móvil hizo que me pasara toda la hora sin intentar salir a mear.



Vídeos de Endgame en La Casa Encendida
Ya estoy adentro

La sala era como de cine; ver música experimental y presumiblemente bailable en unas butacas es como intentar tirarte un pedo con un tapón de corcho estando estreñido.

Gente con los dedos introducidos en los oídos, deseando que se acabe el aquelarre de ruidos. Otros contoneando el cuello levemente, otros estáticos y acojonados. Muchos de atrás, indiferentes, como en una proyección de cine mudo. Y yo, frente a dos gigantescos baffles a toda hostia, tuve que improvisarme unos tapones con papel higiénico del duro.

El dj apareció raudo con estética Assassin’s Creed. Embutido en una capucha y sin presentarse, como un nerd de los que cursan la ESO. Y se marchó igual de educado.


Botijo de Montehermoso
Añoro su sonido gutural soplado,
rítmico, sano y ancestral.
Empezó flojo y aburrido, cogió un poco de tono con su mesa de mezclas y le salió un cóctel bastante anodino. Finalmente, aburrió a los berberechos que éramos todos.

En la escala de méritos musicales se sitúa algo por encima del grupo punk de adolescentes jartos de estramonio y un escalón por debajo de un dejota ibicenco flipao de coca.

Endgame se hace llamar este joven autor londinense, cofundador del colectivo Bala Club –junto con Kamixlo y Uli K- y presentador de Precius Metals en NTS Radio. Tiene bastante predicamento, dicen, pero me dejó un mal sabor de boca su rollo grime con topping de reguetón y grasaza de música industrial archisuperada, tal vez con la influencia latina de sus dos colegas anglochilenos que no estaban.

Salí de allí traspuesto, como después de una charla en una Iglesia de la Cienciología, y con algunos grados más de hipoacusia, con todos los cilios de mi cóclea tan despeinados que he tenido que reeducarlos con sesiones intensivas de cantos de ruiseñor in vivo y gregoriano enlatado.

Un preocupante universo interior que nos erupta el inferno de Dante.



La librería política de
La Casa Encendida
La librería de la Casa Encendida

Después de haber visto las barbas del mismísimo demonche en concierto, la visita a la librería consiguió encenderme de veras. Librería politizada ad nauseam: vino para gays, postales para feministas, rollo ecológico, vinos contra la mentira … y hostiadas varias, por lo que no compré nada. Se ve que el Ayuntamiento de Madrid ha decidido adoctrinar desde que aterrizó como un paracaidista ayudado con quintacolumnistas y el populacho cansado de desmanes de los ocupantes tradicionales.

¡BURP!









Enlaces 

Endgame en la Casa Encendida


Pero ¡qué coño es eso del grime!





Endgame en la Casa Encendida
Parece guay, pero es sólo la cala afortunada de un melón con sabor a pepino rancio.














miércoles, 16 de mayo de 2018

Ramos Dual actuó en la sala Maravillas

Dream Solo, de Ramos Dual
12 de mayo, Sala Maravillas

No me suelo prodigar en grandes conciertos por un motivo de economía de recursos monetarios, temporales y energéticos. En mi vida de hoy supondría un socavón como el de una bomba H y afectaría a todas las esferas de mi vida. 

Todo lo más, acudo a salas pequeñas como a la Coquette a ver blues en buena compañía; al Barco los domingos más canallas; al Wurlitzer Ballroom a ver cosas muy concretas de amigos, como lo último de los finlandeses The Mutants; y al Fun House como los olvidables Indy Tumbita & The Voodo Bandits y Leone por lo mismo de antes. Otras salas son episódicas in my life, como la Casa Encendida o las salas más conocidas de jazz en Madrid.

Recuerdo vagamente haber entrado al Nasti a ver cosas, pero no había ido ya como Sala Maravillas a ningún concierto. Me echaba para atrás el ambiente pastillero juvenil, el rollo lúbrico bollero y las goteras en el techo del aire acondicionado. Esta vez fui arrastrado para que una amiga pudiera comprar de segunda mano su entrada al Wave Gotik Treffen de este año, y qué gran acierto.


Ramos Dual se come la escena

Los teloneros de Ramos Dual eran una castaña vociferante, tan jodidamente malos que no me molestaré ni en decir quiénes eran, porque ni lo recuerdo ni me importa, deleting el folder en mi cabeza. Así, que esperé a ver qué pasaba. 

El batería y cantante de Ramos Dual es un animal musical, excepcional en directo en la sala Maravillas, con sólo veinte afortunados espectadores, la mayoría desubicados, apenas un puñado entregados a esta exhibición de percusión, programación, teclados y un extraño y poco habitual instrumento, el theremín tocado por el otro miembro del grupo.

Ya estuvo en el Entremurallas (POR) de 2017, donde Bárbara los descubrió. Son andaluces, él profesor de música y ella arquitecta. Son una pareja excepcionalmente compenetrada, aunque el batería es la estrella.

Compositor y hombre orquesta, o creador y multimúsico, como prefiráis, es el batería de Beggar’s House, la Inesperada Sol Dual, Malparaíso, Prin La lá, Flow y otros. Autor de Drum Solo, álbum de tecno punk Lo-Fi, aunque sonara espectacular en directo esta noche.

Grandes sensaciones de sonido y luces. Brutal, lo mejor que he visto recientemente después de las chicas locas de Dream Wife.





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martes, 15 de mayo de 2018

Christine Rendina: fotografía del tiempo pasado


Como Byron, Christine Rendina se desplazó desde Londres a la ancestral Grecia para inspirarse con sus colores dorados y azules, luces blancas cegadoras del sol inmisericorde del Mediterráneo más antiguo, mitológico y vital. Variaciones sobre el mito, luces reinterpretadas, fotografía antigua, la más cercana a la Antigüedad.


Christine Rendina en Arte y Paladar
Foto: archivo de la autora
La intencionalidad del arte

La fotografía, por concepto, es un arte deficiente: uno aprieta un botón y aparece una realidad captada por una máquina hecha por otros.

No es la pintura o la escultura, en la que hasta los más bisoños han de mojar un pincel o sus dedos y realizar trazos, o modelando, creando activamente; porque la pintura o la escultura nunca son pasivas ni accidentales.

¿Cuántas veces hemos apretado sin querer el botón de nuestro móvil y hemos hecho una foto sin darnos cuenta? A veces, incluso, nos gusta el resultado, porque el sentimiento es también interpretación de la realidad o de lo que vemos capturado por un artilugio.

Christine Rendina
Pero ¿por qué no hay arte en la contemplación de una ‘bella’ puesta de sol y sí en la fotografía de esa misma puesta de sol? La antinomia es falaz, porque para que haya arte debe haber manipulación, si no, todos los turistas serían artistas y el arte quedaría automáticamente degradado por exceso de oferta.

El deleite contemplativo no es arte, es pensamiento o simplemente sensación; y la fotografía no manipulada no es arte, a lo sumo un deleite plasmado o una crónica periodística visual. El arte, para ser considerado como tal, necesita de la manipulación humana, intencional, para conseguir un efecto en el artista y en los demás.

El que hace un botijo a mano es un artesano, pero no necesariamente es un artista, pues debe mediar intencionalidad artística, alejada de la producción industrial en masa, porque si no, sería un artefacto o un souvenir.

Un botijo no es un sujeto de arte a priori, pero puede convertirse en uno, como cada objeto que salga de las manos de un hombre.




Christine Rendina
Christine Rendina como artista
visual y artesana de la fotografía 

En fotografía hay generadores de artefactos, hay artesanos de la foto y hay artistas. Christine Rendina es todo ello. 

Primariamente genera el artefacto con su cámara, a veces sin mediar intencionalidad artística. Luego se convierte en una artesana de la fotografía revelando, imprimando, positivando, … y a la vez crea intencionalmente arte a través de la manipulación cromática del proceso de positivado, buscando un resultado estético y emocional que después enmarca y cuelga de una pared, acabando con una venta emocional o especuladora.

Rendina realiza la compra de materiales fotográficos, los transforma y los vende convertidos en otro producto, generando el círculo de producción artística completo a través de la admiración y la delectación que hace que alguien compre, retomando la delectación de la artista que captó el suceso, pero filtrada y manipulada con su sensibilidad que comparte con todos nosotros.

Christine Rendina,
Huellas de la mitología griega
Sus fotografías parecen antiguas, porque el procedimiento es antiguo, pero al retratar estatuas griegas de hieratismo discutible, el procedimiento fotográfico las paraliza aún más, conservando las formas pero congelando el tiempo en una cápsula del pretérito más remoto.

El resultado es una expresión artística clavada sobre una pared que rota viva alrededor de la obra enmarcada fija, como una burbuja de oxígeno antártico en una barra de hielo fósil. Y va creando una sensación de pasado tan rotunda que resulta insolente.




El cromatismo en dos colores cada vez

Modelo, serie London
Christine Rendina
Los blancos, rojos, dorados y azules son colores de Grecia, de la de ayer y de la de hoy: la cal de sus paredes y sus mármoles, la sangre de sus hoplitas y el vino derramado, el sol del mediodía y el bronce refulgente de los escudos, el cielo inmenso sin nubes … porque los dioses las apartan con las manos para que la luz vivifique y abrase la tierra a partes iguales. La luz que después entra por el objetivo de un artefacto impresionable para perpetuar una sensación secularmente y transformarla en un sentimiento imperecedero.

Los reflejos de luz de color en esta enigmática fotografía monocromática de una modelo dan una nueva dimensión al retrato, que transciende a la obra y la hace única e irrepetible a partir del espacio en el que se expone. Sí que hay arte en ello, porque no fue circunstancial, sino intencional, pero es tan fugaz y parasitario que no puede cobrarse por ello y transforma visualmente, sin modificar, la obra del verdadero artista, que es la que permanece.








Modelo, Londres




Dónde

Arte y Paladar
Christine Rendina
General Pardiñas, 62. Madrid
Del 4 de mayo al 12 de junio