jueves, 1 de marzo de 2018

Haenyeo, las zambullidoras de Jeju en Madrid

Blanesth explica su obra sobre las haenyeo
Llovía a cántaros rebosantes esta tarde en el centro de Madrid. Los taxis ni siquiera respetaban que había gente en las aceras y se lanzaban a coger al cliente desesperado y calado hasta los tuétanos, haciendo surf macarra sobre los enormes charcos de la calle.

Las olas que formaban llegaban hasta la distancia de 10 metros, tal era ya la profundidad de lo que no podían absorber las cegadas bocas de alcantarilla de la ciudad encharcada.

Mi visita de París acababa de llegar, huyendo del frío y la nieve, buscando de la misericordia del sol que no vendrá esta semana.

Dtor. del Centro Coreano de Madrid,
Sr. Chongyul Yi
Eran pasadas las siete de la tarde y llegamos justo a tiempo para que el director del Centro Coreano de Madrid, Sr. Chongyul Yi, presentara a la pintora de la noche.

Con un precario español y toda la amabilidad coreana dio paso a Blanesth, la artista, que emocionada, agradeció a las mujeres retratadas su esfuerzo, su avanzada edad y su vitalidad, a punto de extinguirse por los años y por no tener continuidad su esforzada dedicación.

Blanesth
Los colores estridentes de los cuadros de Blanesth reflejan la realidad, con esos intensísimos naranjas de los trajes de goma rústica, los verdes casi fosforescentes de las algas y los dorsos amarillos de las aletas de buceo. Brillantes al sol, oscuros en inmersión, en un mar negro como las conchas y erizos que extraen del fondo.

Las haenyeo son buceadoras en apnea que pescan algas y animales marinos, alcanzan hasta 20 metros de profundidad en inmersiones de hasta 2 minutos. Actualmente son ancianas de una media de 70 años, de una increíble vitalidad. La artista contactó con ellas en Gimnyeong, en la costa norte de la indescriptible y bellísima isla Jeju.

Boya de posición y red circular
Las boyas textiles flotaban en un mar negro de fondo volcánico, y ellas sacudían plácidamente sus aletas antes de sumergirse.

La infancia costera de la autora y unas fotos de inmersiones en un mar desolado y oscuro la llevaron a encontrarse con esas mujeres para querer contar su historia con pinceles. Allí en la Jeju de volcanes, con las fotografías de su hermano y sus apuntes al natural, trató de plasmar la extraña belleza de la actividad de subsistencia de esas mujeres flotando en superficie, a las que una embarcación abandona durante 4 horas con la única referencia de una boya en medio del gélido y tétrico mar coreano.

El arte de Blanesth es plenamente figurativo y expresionista, y en un primer momento nos parece también fauvista, por el aparente empleo provocativo de los colores: chillones, estridentes … cuando escuchamos de los propios labios de la artista que la realidad de esos colores estaba allí, hasta que la falta de luz de la zambullida los apagaba.

Blanesth
Antes de que las vidas de esas excelsas viejas zambullidoras se extinga, y con ellas ese patrimonio intangible de la Humanidad, las numerosas viejas que acudieron a la inauguración dieron cuenta del cava y de los pastelillos coreanos gangjeong (강정), un tipo de hangwa, del sabor de un delicada cartulina seca por capas, cubierta de gránulos e insípida como una funda de gafas. Es de agradecer la deferencia del Centro Coreano, pues se ofrecen en grandes ocasiones, como la vivida.

Una vieja amiga me dijo una vez que cuando las mujeres se hacen mayores pierden interés en el sexo y su mayor motivación es zampar en las exposiciones. Lo he visto en varios países, con mayor o menor discreción. Ya sabes: donde haya viejas, saca tu snack del bolsillo, te quedarás sin pastelillos …







El Centro Coreano de Madrid
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Centro Cultural Coreano
Pso. de la Castellana, 15
28046 Madrid










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