domingo, 29 de mayo de 2016

El Jardín Botánico y los invernáculos de Madrid

Jardín Tropical de la Estación de Atocha
Fuente: Internet
En ocasiones, acceder a los recursos de una gran ciudad como Madrid puede ser complicado, llevándonos a la conclusión de que no existen.

Este artículo sirve para dar una visión general de las exposiciones botánicas en la ciudad de Madrid, que no son tan pocas como parece.


Los principales invernaderos de Madrid

La Botánica y Madrid parecían estar reñidas durante decenios. Pero en 1992, con motivo de la capitalidad cultural europea de Madrid y los fastos del Quinto Centenario, se construyeron 3 invernaderos o invernáculos: el jardín tropical de la Estación de Atocha, el Palacio de Cristal de la Arganzuela y la estufa fría del parque Juan Carlos I.

Los dos primeros utilizando instalaciones previas para otros usos y el último de nueva construcción. Además, en 1993 se inauguró el invernadero Santiago Castroviejo Bolíbar del Jardín Botánico.

A pesar de todo, se olvidaron del único edificio histórico de Madrid específicamente destinado a servir de invernadero, situado en un entorno excepcional y con un pequeño lago enfrente: el Palacio de Cristal de El Retiro.


Palacio de Cristal de El Retiro.
Fuente: Internet
El Palacio de Cristal de El Retiro

En 1887, y siguiendo las corrientes francesa y británica de exponer sus productos de ultramar, el arquitecto Ricardo Velázquez construyó el Palacio de Cristal del Parque de El Retiro.

Se trataba de un encargo del Ministerio de Ultramar para albergar las plantas de la Exposición General de Filipinas de ese año, sirviendo de muestra de prestigio internacional.

Se construyó en estructura desmontable de hierro y cristal para portarlo a Filipinas a la conclusión, pero se decidió cederlo al Ministerio de Cultura para su gestión. Desde entonces no ha vuelto a albergar planta alguna.

El magnífico edificio ha sido objeto de diversos usos hasta su restauración en 1975, que le devolvió su aspecto original. No existe un edificio parecido en Madrid, idóneo por su belleza y representatividad para albergar una exposición permanente de plantas tropicales.

En vez de eso, se organizan exposiciones del Centro de Arte Reina Sofía de un más que dudoso interés, siendo el continente siempre más atractivo que el contenido. 

Puede ser técnicamente complicado y muy costoso acondicionar una instalación del siglo XIX para albergar flora alóctona en buenas condiciones, pero no olvidemos el principio del invernadero, que en condiciones de aislamiento apropiado es un sistema eficaz para mantener una temperatura y grado de humedad adecuados. Existe suficiente experiencia científica y técnica para evitar excesos de humedad y temperatura que produzcan pudriciones y enfermedades asociadas.

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Jardín Botánico de Madrid
El Real Jardín Botánico de Madrid

Los jardines botánicos son expresión de la naturaleza cultural de sus habitantes y sus administradores, y en Madrid, desde el siglo XVIII no se han prestado mucho a ello.

Hoy el Real Jardín Botánico de Madrid es un reducto del pasado, constreñido por el Paseo de la Castellana, mutilado por la Cuesta de Moyano y sus libros viejos, a beneficio del edificio del Ministerio de Fomento, y limitado psicológicamente por el uso lúdico del Parque de El Retiro, que debería ser su extensión natural. 

Urge un plan para extender los dominios de Jardín Botánico de Madrid al Parque de El Retiro, recuperando el Palacio de Cristal para la Botánica y adaptando sus inmediaciones al disfrute de una flora perfectamente identificada, ordenada y que sirva para su conocimiento.

Si nos fijamos en la belleza de otros jardines botánicos, nos daremos cuenta que son la variedad del color y la existencia de agua lo que los hace atractivos y algo de lo que adolece gravemente el pequeño botánico madrileño. 

No debe estar reñido el interés científico con la belleza, pues la afición se crea en los legos a través de los sentidos. Si empezamos amando las plantas, tal vez acabemos algún día estudiándolas.


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Los invernaderos del Real Jardín botánico de Madrid

El Botánico de Madrid ha contado siempre con invernaderos, dado el clima extremado de la capital y el origen tropical de muchas de las plantas traídas por la Real Armada de sus expediciones militares y científicas a lo largo y ancho del Pacífico, del Atlántico y del Índico.

El Pabellón Villanueva fue originalmente proyectado para servir de invernadero, sin embargo hoy sus usos son culturales. 

Actualmente hay dos invernaderos para exponer plantas:

En la Terraza del Plano de la Flor se encuentra el invernadero Santiago Castroviejo Bolíbar (1993), el cual está dividido en tres ambientes: Tropical, Templado/Subtropical y Desértico. A su derecha está La Estufa de las Palmas o Estufa de Graells (1856) 


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Palacio de Cristal de La Arganzuela
Fuente: Internet
Otros invernaderos de Madrid







El desinterés y las malas actuaciones

La moda de albergar colecciones científicas y culturales en edificios ad oc, ha dado bellos edificios en toda Europa, y también en Madrid. Sin embargo, la falta de voluntad política, de dineros y la propia desidia de los interesados, llevó a que las instituciones científicas se estancaran y sus edificios languidecieran durante casi dos siglos.

Estufa fría, Parque Juan Carlos I
Fuente: Internet
En épocas más recientes ha sido diferente: había dinero y ganas de hacer cosas, pero museos como el del Ejército de Madrid y el de Ciencias Naturales, han sido liquidados y destruidos en su concepción más artística, exiliado político a Toledo el primero bajo la dictadura pictórica, y aniquilado en su concepción decimonónica el segundo, víctima de la iconoclasia obtusa de adolescentes políticos.

En el Museo Arqueológico Nacional el resultado ha sido dispar, pues mientras la entrada al museo se realiza a escondidas, evitando su grandiosa portada, su interior ha ganado en atractivo expositivo. 

La Botánica ha seguido igual mala suerte, porque el icono vegetal de Madrid en muchos decenios han sido los plátanos de sombra alineados en calles y parques. Y a veces también las rosas y el césped. Obviando la inconveniencia de la acuciante falta histórica de agua en la ciudad.

Y qué decir de las acacias plantadas por motivos de la secta discreta.

El caso es que para ver plantas españolas tenías que salirte al campo y para observar tropicales, pues … encender la tele.

Como muestra de lo antedicho, la Dalieda de San Francisco ha desaparecido. Su traslado desde el entorno de El Matadero no ha tenido ningún éxito, con ese afán de los políticos de remover lo que bien estaba y cargarse los aciertos de los otros.


Jardín botánico de Funchal, Madeira
Los jardines botánicos de otros países

En casi todos los países europeos y en muchos americanos, la existencia de jardines botánicos ha seguido la corriente científica y estética decimonónicas y ha contado también con invernáculos de bella factura en hierro y cristal.

Ya no sólo se trataba de coleccionar especies para su uso agrícola u ornamental, sino, sobre todo de dotar a las ciudades de unos estilos de ocio que a imitación de los grandes países industriales, hiciera sentir a sus súbditos como pertenecientes al progreso intelectual del que en la mayoría de ocasiones eran más testigos que protagonistas.


Invernadero en Curitiba, Brasil
Fuente:Internet
Algunos parques y jardines botánicos de otros países







El Jardín Botánico Universitario de Oslo es el más antiguo de Noruega, fundado en 1814 y administrado por la Universidad de Oslo.

Planten un Blomen, Hamburgo
Fuente: Internet




Cronología de los jardines botánicos más antiguos

El Real Jardín Botánico de Madrid fue fundado el 17 de octubre de 1755 por el rey Fernando VI en el Soto de Migas Calientes, cerca del río Manzanares.

Carlos III ordenó el traslado a su situación actual en 1781, junto al Museo del Prado, concebido inicialmente como Museo de Ciencias Naturales, aunque nunca llegó a ocupar el edificio. Es, por tanto, el emplazamiento continuo de un jardín botánico más antiguo de España.

Jardín Botánico de Kaisaniemi, Helsinki
Fuente: Internet
El segundo lugar más antiguo de España es el Jardín Botánico de la Orotava (Tenerife), que se sitúa en el Puerto de la Cruz. El mismo Carlos III mandó construirlo en 1788, 7 años después del traslado del Botánico de Madrid y con la finalidad de aclimatar especies de los trópicos en Tenerife.

En la actualidad el Botánico de la Orotava realiza una gran labor de investigación y conservación de la flora canaria y de las especies de diferentes partes del mundo.

Jardín Botánico de Barcelona
Fuente: Internet
Respecto a otros emplazamientos o fundaciones, Italia alberga las tres fundaciones más antiguas del mundo.

El más antiguo está en Padua, de los primeros meses del año 1545; el segundo fue creado en la República de Venecia, el 30 de Junio de 1545; y el tercero,  el 1 de diciembre de 1545 en Florencia, donde el Gran Duque Cósimo I encomendó la organización de éste a uno de los pioneros en el tema de la Botánica, Luca Ghini, creador  del primer herbario con registros.



Jardín Botánico de El Puerto de la Cruz
Fuente: Internet
Otros jardines botánicos de España




El Jardín de Aclimatación de la Orotava se crea por Real Orden de Carlos III de 17 de agosto de 1788, como consecuencia de la necesidad de aclimatar especies procedentes de los trópicos en un lugar del territorio español con la climatología apropiada. 





Destrozo en el Paseo de las Lilas
Historia breve violenta del Jardín Botánico de Madrid

El Jardín Botánico de Madrid fue fundado por el rey Fernando VI en 1755 cerca del río Manzanares. En 1781, Carlos III ordenó el trasladado al Paseo del Prado.

El jardín está constituido en tres terrazas escalonadas, con plantas de América, el Pacífico y de Europa.

El Jardín Botánico de Madrid ha sufrido los avatares políticos y climáticos de una ciudad que fue saqueada durante la Guerra de 1808 y que sufrió un tornado de intensidad F3 que destruyó 564 árboles el 12 de mayo de 1886.

Recordando una cita de Benito Pérez Galdós, contemporáneo del ciclón:

—En ellos estoy, Teresa Conejo, como lo estaba cuando te presté los mil reales, y te salvé de ir a la cárcel... ¿No te acuerdas? Fue el año y el día del ciclón, que arrancó los árboles del Botánico...— 

Misericordia (1897). Benito Pérez Galdós.


Efectos junto al Palacio de Vista Alegre
La intensidad en la escala de Fujita va de F0 a F5, y podemos considerar que se trató de un ciclón muy potente, salvando la distancia con los catastróficos que se producen en Estados Unidos.

En Madrid se contabilizaron 47 muertos y muchos desperfectos.

Ilustraciones: Destrozos en el arbolado junto al Palacio de Vista Alegre y en el Paseo de las Lilas.














El Jardín Botánico presenta a Japón

Ceremonia del té en el Botánico de Madrid
Gran Exposición de Ikebana y Cultura de Japón

25º Aniversario de la Asociación de Ikebana de España
13 al 16 de mayo de 2016

El rollo japonés mola: desde el ikebana, los bonsáis y el origami, … al arigato. Todo tiene nombres raros y sugerentes en japonés, y todo lo anterior, y más, estaba representado en el Botánico de Madrid el 14 de mayo.


Llegada al Botánico

Real Jardín Botánico de Madrid en mayo
El Real Jardín Botánico de Madrid es ese reducto verde junto al Museo de El Prado. Tengo afición a visitar jardines botánicos y se me antoja pequeño y poco atractivo, comparado con los que he visitado, y conozco muchos, desde la Macaronesia hasta la Laponia, y desde el Cantábrico hasta la Indonesia.

El Jardín Botánico de Madrid es de tipo medio entre los europeos, tirando a pequeño. Pues mientras el Jardín de Aclimatación de La Orotava, de su misma época, ocupa 2 ha, el de Barcelona 14 ha y el Loki-Schmidt-Garten de Hamburgo 25 ha, el madrileño tiene que conformarse con sólo 8 ha, con algún que otro espacio robado en el pasado para construir el actual Ministerio de Agricultura.

Tulipero de Virginia. Botánico de Hamburgo.
Latitudes y longitudes aparte, no tenemos otro y ocupa el principal lugar de mi ocio vegetal en Madrid, hurtada la posibilidad de la preciosa estufa fría de El Retiro, ocupada para exhibir chorradas varias del Reina Sofía y que le haría falta al Botánico para exhibir tropicales.

En el Botánico de Madrid no hay casi flores en mayo, porque hay mucha sombra, aunque los árboles no llegan a ser grandiosos. Hay, en cambio, algunos ejemplares interesantes, que superan a duras penas los doscientos años.

Tampoco las sendas están bien aprovechadas para la pedagogía botánica. El 12 de mayo de 1886, un ciclón de intensidad F3 derribó 564 árboles, tal vez hoy el jardín tendría otro aspecto de haberse conservado.


La exposición en el Pabellón Villanueva

El Pabellón Villanueva fue inicialmente construido como invernadero, elementos que faltan en Madrid; pues aparte del invernadero Javier Castroviejo en el mismo jardín, están el de la Estación de Atocha, el de Arganzuela, la estufa fría del Parque Juan Carlos I y poco más hay en la ciudad.

Pero ha sido un acierto incluir la Gran Exposición de Ikebana y Cultura de Japón en sus exiguos salones remodelados y a ello vamos.

Caminamos y nos recibe un taller de grandes tambores retumbantes (taiko). 

Dentro se exhibe con profusión el ikebana o arte floral japonés, en el que se mantienten las flores en el elemento líquido con soportes especiales.


La ceremonia el té en la Cátedra del Pabellón Villanueva

Dos chicas vestidas con kimonos nos enseñan la ceremonia del té (cha-no-yu). No llegamos a la representación, pero sí al ensayo posterior, del cuál son las fotos.

Van calzadas con los zori (sandalias hechas de algodón y cuero) y los tabi o calcetines tradicionales que separan el dedo pulgar del resto de los dedos para calzarse mejor la sandalia.

Joven con kimono  en la posición seiza
Una joven japonesa con kimono realiza la ceremonia del té en posición seiza sobre un tatami.

La ceremonia japonesa del té (cha-no-yu) es una forma ritual de preparar el té verde sirviéndose a un pequeño grupo de invitados en un entorno tranquilo.

Esta influenciada por el budismo zen y originalmente se celebraba en el jardín de la casa.

Los invitados esperaban en el jardín y caminaban a través de un sendero llamado roji, que había sido rociado con agua. Esto significa la limpieza de todos los problemas mentales. Además, los invitados se enjuagaban la boca y se lavaban las manos en un recipiente de piedra.


Ikebana en El Botánico de Madrid
El camino de las flores o ikebana

El camino de las flores o ikebana y el camino de la caligrafía shodo también estuvieron presentes. Otras artes que pudimos ver fueron el suiseki o paisajes de piedra y el origami o papiroflexia.

Algunos de los participantes ya estuvieron en Expomanga 2016 como la señora que popularizaba el shodo, pues la colonia japonesa de Madrid no es tan amplia y lo más conocido hoy por estos lares desde Heidi y Mazinger Z es el sushi, lo cual ya es mucho.

Kimono
El bonsái caló en los 80-90 en muy pocos, y en la mayor parte se redujo a un pobre árbol de regalo de bodas que con suerte sólo cumplía 2 primaveras. De aquella época muchos retuvimos palabras como zelkova*, que si bien no es japonés, bastantes lo suponían.

Internet también ha popularizado extrañas palabras que incluyen imágenes pixeladas sobre los asuntos más controvertidos.

Y manga es hoy más japonés que español, pues “corte de manga”, “manga ancha” y “Manga del Mar Menor” en el imaginario juvenil aparecen plagadas de Pikachus.

Japón es grande y el espacio del Botánico es pequeño. Habrá más ocasión en el JapanWeekend de Madrid el próximo mes de septiembre. 

Pues eso ¡arigato!






Glosario de términos japoneses


  • Domo arigato  どうもありがとう Muchas gracias.
  • Suiseki es una piedra sin ningún tipo de manipulación que recuerda un paisaje.
  • Koto es un instrumento de cuerda japonés de origen chino.
  • Ikebana (Flor viviente) es el nombre usado para denominar el arte japonés de arreglo floral.
  • Shodo (el camino de la escritura) es la caligrafía japonesa.
  • Taiko es un tambor japonés, tocado con baquetas de madera denominadas bachi.


Notas

*Zelkova es un género botánico de la familia de los olmos que se ha utilizado profusamente en el arte del bonsái.

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