jueves, 8 de enero de 2015

Cabalgata de 2015 en la sufrida Villa de Madrid

Ángel suspendido por aerostación
¡¡Ejto ej muu pesao!!

Diríase que una cabalgata de Reyes en Madrid debería ser un digno espectáculo, no sólo por la entidad de la ciudad, del evento mismo y de la ocasión -tan sólo una vez al año-, sino, sobre todo, por las ilusiones y emociones implicadas, ... porque se dirige a los niños, sí, esas personitas que hemos sido todos, y que quieren que se les respete, pero también porque la gestión del equipo municipal encargado de la organización y la alcaldía misma, el partido gobernante y hasta el país mismo -se vio por Televisión Española y lo vieron cientos de miles a pie de calle, españoles y extranjeros- quedan expuestos al escrutinio general.

Y esa gestión municipal, como año tras año, quedó en entredicho este 5 de enero, por no decir que en decepción, desilusión y hasta en cabreo.

Carroza con jazz
Cada año es lo mismo: una sucesión inconexa de vehículos y gente, con caballos y bandas de por medio. Cada año los Reyes se agolpan al final de la cabalgata, cada año hay huecos enormes que rompen el ritmo de un espectáculo que debería ser conjunto y cuyos organizadores dan muestra de lo incapaces que son para coordinar un evento de estas características. Cada año las prisas ... y la muestra del poco interés e incapacidad para gestionar las cosas de la ciudad.

No es de extrañar, por tanto, el estercolero en que han convertido la Villa los mandaos de la alcaldesa Botella, ni que hayan ocupado el suelo público que constituyen las aceras para que las terrazas y el Consistorio saquen pasta a costa del espacio para caminar, por poner otro ejemplo.

Calle Fuencarral en Navidad
Las ciudades son los ecosistemas donde, desde pequeños, crecemos y aprendemos de las actitudes de los mayores. Vivir rodeado de basura y de ineficacia en un ayuntamiento desgobernado por sujetos que mantienen apagados árboles y luces "navideñas" en pleno centro el mismo 6 de enero, y cuya decoración ha desterrado los símbolos religiosos de toda una civilización, no me merece más que repulsión.

Calle Montera sin luces
Cubrir de cartón piedra unos camiones es extremadamente paleto y de escaso gusto; agolpar megafonía estridente junto a bandas es marcadamente inconveniente, pero repetir todos los jodidos años los mismos errores de descoordinación es una muestra del escaso respeto de la alcaldía y del concejal de festejos hacia las personas adultas y los niños que cada año vamos a la Cabalgata para tener aún las ilusiones que día tras día los mangantes y los ineptos se empeñan en quitarnos.

El título "¡¡Ejto ej muu pesao!!" está tomado de una frase literal de un anciano, que cansado de esperar de pie y a la intemperie, la profirió como expresión categórica de su sentir y del de muchos madrileños. Otros, además, la proferimos a diario para que la pesadilla de la alcaldesa impuesta y su equipo de desnortados nos deje para no volver jamás.