miércoles, 13 de agosto de 2014

El Atazar, una excursión náutica con paella

Embalse de El Atazar desde Cervera de Buitrago
El embalse de El Atazar es un gran lago de bordes irregulares, es el mar de Madrid. En sus riberas empinadas apenas crece vegetación por las fluctuaciones de nivel y por su inmadurez edáfica.

Laderas escarpadas de jaras pringosas, encinas y quejigos se han transformado de golpe en riberas de alta cota en los meses invernales más pluviosos, y en eriales de fuerte pendiente en los de verano de más estiaje, por lo que la vegetación leñosa de ribera tiene muy difícil prosperar en semejante secarral, y requiriendo el monte mediterráneo zonas no encharcadas para poder siquiera germinar.

Club náutico de Cervera de Buitrago
El pequeño club náutico situado en las afueras de Cervera de Buitrago genera casi toda la actividad económica del pueblo y aún de la zona. Disponen de piraguas de alquiler, velas de windsurf y hay muchos pequeños veleros que permanecen anclados la mayor parte del tiempo.

No debemos confundirnos con el pueblo de El Atazar, que actualmente no tiene embarcadero.

El baño y la navegación a motor están prohibidos, y tan sólo la lancha de seguridad del Canal de Isabel II y una zodiac de una monitora de canotaje encienden su hélice para navegar rápido. Por el cielo surcan aviones comerciales, avionetas, y nos hace dos pasadas a muy baja cota un hidroavión Canadair antiincendios, que algunos pensaban que nos iba a engullir en un rasante.

Puerto distinguido
La enorme extensión sin sombra alguna que representa El Atazar absorbe la energía solar y calienta la superficie del embalse, que ofrece una agradable temperatura al tacto de una mano mientras se navega. Más abajo de la superficie, las frías y oscuras aguas albergan una desconocida pero previsible ictiofauna (carpa común, carpa royal, barbo, trucha, boga, lucio, blackbass, ... y algunas otras).

Atracando en una playa
Navegando hacia la izquierda del embarcadero se puede llegar al antiguo club náutico Juan Gil, ya casi cerca de la presa misma, aunque es un viaje para estar en forma y hacerlo en una embarcación deportiva y con bastante tiempo por delante.

Y a la derecha se puede llegar casi hasta los mismos muros de la presa de El Villar, entre paredes pétreas encañonadas, para lo que se necesitan no menos de 3 horas ida y vuelta en piragua doble.

Estos meses las riberas apenas aparecen calvas de vegetación, con un porcentaje de llenado del vaso cercano al 90%. Las huellas de jabalíes y corzos nos hablan de la riqueza en grandes vertebrados de estos bosques completamente solitarios.


La excursión


Embarcadero en El Atazar
Nos reunimos 10 personas para realizar esta jornada de navegación. Los diferentes intereses y pareceres aconsejaron un alquiler por dos horas y la reserva de una paella para siete.

Tomamos contacto el día anterior con el alquiler de piraguas y con el bar de las paellas. A las 10:30 estábamos ya en el bar Mikar y pagamos una señal para reservar nuestra paella para siete.

Las instalaciones del Canal de Isabel II abren a las 11 de la mañana y suele haber cola. Puedes entrar con el coche y cada persona ha de pagar 3€ por la entrada de medio día a las instalaciones. Por el coche no se paga.

A la derecha hay un edificio con servicios y vestuarios bastante básicos y con escasa privacidad. Una vez con el bañador y las zapatillas de goma puestos vamos hasta la caseta de las piraguas. Allí pedimos 5 piraguas dobles y bolsas o bidones estancos. Nos proporcionaron chalecos salvavidas que son adaptables y un remo doble por persona.


Mapa del embalse de El Atazar
Las canoas son muy estables y no demasiado pesadas. Nos fijamos en la hora de salida y nos metimos en el agua. El tiempo extra lo cobran como horas enteras, así que calculamos una ida de 45 minutos remando para luego tener tiempo suficiente. Debe remarse con tranquilidad y con cierta pericia saliendo de puerto, porque no hay canal de canoas y puedes colisionar con un velero, un windsurfista u otra de las muchas canoas que entran y salen.

Recordemos que hay que volver y el cansancio, el viento y las corrientes pueden dificultar la llegada, por lo que debemos reservar fuerzas. Es aconsejable llevar un equipaje ligero en los bidones y los móviles en bolsas de plástico si deseamos hacer unas fotos.

Aquí no hay gaviotas, sólo soledad y grandes espacios soleados. Atracamos en una playa y descansamos, bebimos y comimos algo, y nos hicimos las fotos de rigor. En la ribera fangosa vemos huellas y excrementos de corzo y jabalí que bajan a beber cuando no luce el sol.

A la vuelta, la corriente en contra, el viento y los kilómetros en los brazos hacen mella en algunos participantes, pero llegamos todos a la hora sin incidentes.


La paella … 


Paella para 7 en el Bar Mikar
Venir hasta Cervera y dejar pasar por alto la paella es como no hacer cumbre estando a un par de metros. De hecho es el gran aliciente tradicional de esta excursión fluvial.

Nos cobraron a 9,50 € por ración, algo caro pues la paella nos salió por 66,50 €, y no es una cantidad suficiente para grandes comilones. Sin embargo incluye pan y puedes pedir jarras de agua … y la paella es excelente.

Las cañas a 1,10 € y los refrescos a 1,60, son precios de lo mejor teniendo en cuenta que comimos en la terraza. El café también a 1,10 € nos sirvió para no dormirnos en la sobremesa y salir luego a explorar los alrededores.


El embalse de El Villar


El Lozoya después de El Villar
Aguas arriba de El Atazar se puede llegar navegando hasta el embalse de El Villar. Nosotros fuimos por la carretera hacia El Berrueco. En el embalse se puede aparcar junto a la presa y a la izquierda se pueden subir unas escaleras con indicaciones de la Senda del Genaro (GR) y otras rutas.

Las vistas son magníficas y nos da una idea de la profundidad del embalse en ese punto. Los que quisieron se echaron en el pinchoso suelo de pajas secas y otros se dieron un pequeño paseo entre los pinos de la cima y las rocas de la ladera. Unos compañeros vieron un “bambi” y buitres. Seguramente un corzo, de los muchos que habitan por allí.

Sólo nos quedaba ya volver y, casi en secreto, algunos se fueron a Lavapiés a las fiestas de San Lorenzo. Se ve que todavía les quedaban fuerzas para meterse entre pecho y espalda una botella de sidra en un asturiano. Qué tíos.


Enlaces

El Atazar: caminos de agua y basura

Actividades acuáticas en Madrid

Embalse de El Atazar

El río Lozoya y la calidad excepcional de sus aguas

El embalse de El Villar, una obra pionera

Elzeario Boix, ingeniero hidráulico, y su hijo Félix

Alteraciones de la integridad de los sistemas acuáticos: las presas


Apéndice

El río Lozoya tiene su fuente en el Parque Natural de Peñalara*, donde se encuentran las máximas cotas de la región madrileña, y es el principal abastecedor de agua potable de la provincia. Su agua está considerada como una de las de mayor calidad para el consumo humano de toda España. Este río es embalsado hasta en cinco ocasiones a lo largo de su curso de 91 km. Su principal embalse, el de El Atazar, es también el de mayor capacidad de almacenamiento de agua de la región.

A pesar de su enorme tamaño, el embalse de El Atazar (426 hm³) no se encuentra ni siquiera entre los 10 mayores embalses de España.

1- La Serena (3.219 hm³ , en Badajoz)
2- Alcántara (3.160 hm³, en Cáceres)
3- Almendra (2.586 hm³, en Salamanca)
4- Buendía (1.639 hm³, en Guadalajara)
5- Mequinenza (1.533 hm³, en Zaragoza)
6- Cíjara (1.505 hm³, en Badajoz)
7- Valdecañas (1.446 hm³, en Cáceres)
8- Ricobayo (1.200 hm³, en Zamora)
9- Alarcón (1.112 hm³, en Cuenca)
10- Iznájar (981 hm³, en Córdoba)

En la península ibérica el mayor embalse el de Alqueva, con 4,150 hm³, siendo el mayor de toda Europa Occidental.

*El Parque Natural de Peñalara ha pasado a formar parte del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama desde el 27 de junio de 2013. Hay un autobús que conecta todos los pueblos de la zona.

Autobús del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama



martes, 12 de agosto de 2014

Cangrejos de río a la mostaza finlandesa

Cangrejos de río a la mostaza finlandesa
Esta inusual y simple receta de cangrejos es un elaborado producto de experiencias, conocimientos y prácticas culinarias de años. Nunca un plato de cangrejos me supo tan sabroso y redondo.

Los había probado en casa de un buen amigo palentino, abogado ilustre, con pimientos verde, rojo y amarillo, sin nada de tomate, y me parecieron excepcionales.

También en decenas de bares y restaurantes, durante años. Pero creo que estos me gustan más, tal vez por haber salido de mi propia fábrica.

El secreto de esta receta es una simple cucharada de mostaza finlandesa fuerte. Yo he utilizado la de la marca Auran Sinappi, porque mi anterior -y mítica- marca favorita, Turun Sinappi, la compró la multinacional británica-holandesa Unilever. Y tengo derecho a sentirme un purista. Aunque ambas son de Turku, que es lo importante.


Ingredientes para una persona

Mostaza
finlandesa
-Media docena de cangrejos rojos de río grandes y vivos.

-Un chorrito de aceite de girasol.

-1/2 cebolla buti, medio grano, la de Cuenca me encanta.

-2 dientes de ajo blanco, preferible de Madrid.

-Una guindilla mediana (pimienta de Cayena).

-Tomate frito Hacendado (marca blanca de Mercadona).

-Una cucharadita de mostaza de Turku Auran Sinappi väkevä (fuerte).

-Sal


Veamos cómo se hacen

Se capan los cangrejos y se lavan.

En un wok o sartén honda, se ponen en aceite de girasol a freír dos dientes de ajo aplastados, antes de que se doren se añade ½ cebolla buti de buena calidad picada en dados.
Se añade algo de sal. Se incorpora una guindilla mediana.

Se agregan los cangrejos dejando que se hagan un poco.
Añadimos el tomate frito y meneamos la cazuela.

Echamos media cucharadita de mostaza Turun Sinappia y removemos con cuidado con una pala de madera para no romper pinzas ni patas.
Dejamos que se hagan, tapando y añadiendo algo de agua cuando sea necesario.

Estarán hechos cuando estén completamente rojos.




Presentación

La idea de la presentación la saqué de un plato posiblemente elaborado en un concurso de cangrejos de Isla Mayor (Sevilla).

En una tabla, se cortan por la mitad longitudinalmente con un cuchillo ancho y afilado. Les damos la vuelta y empezamos a cortar desde la cola hasta la cabeza, con cuidado. Después se sirven con estilo, añadiendo el resto de la salsa, y se acompañan de un chupito de vodka finlandés o cerveza pilsen española muy fríos.


Cangrejo macho,
véanse las dos patas
adicionales
Capar un cangrejo de río

El objeto de esta práctica es matar al cangrejo de río antes de cocerlo, y tal vez no transmitirle más sabor que el de su carne. Para sujetar al cangrejo hay que tener un poco de cuidado.

Separaremos uno a uno y lo cogeremos por detrás de la cabeza, evitando las pinzas y las contracciones de la cola. Lo pondremos sobre una tabla de cortar y presionaremos al animal contra la tabla con el índice de nuestra mano no dominante, inmovilizándolo.

Cogeremos ahora con los dedos de la mano dominante la aleta central de la cola con firmeza, quebrándola por la base con un ligero movimiento hacia arriba.

Después, otros pequeños movimientos giratorios cuidadosos nos permitirán arrastrar con dicha aleta la tripa del crustáceo. No es difícil con un poco de práctica.

Nos deshacemos de esa tripa y ponemos los cangrejos a remojar. En unos 5 ó 10 minutos ya no se moverán.

Esta práctica es obligatoria para los pescadores de cangrejo rojo o de las marismas (Procambarus clarkii), ya que se trata de una especie invasora y perjudicial para el cangrejo autóctono. Pero en absoluto lo es para los cocineros.