viernes, 20 de abril de 2012

Los cutres empresarios de Madrid

Abril, 2012

Se me contrata, vía Servicio de Empleo, por una inmobiliaria para realizar anuncios y eventos publicitarios, dentro de un nuevo departamento dedicado a la comunicación para PYMES.

El objetivo es conseguir 300 anunciantes para una guía publicitaria en dos meses. Para ello se cuenta con dos comerciales, una secretaria, pero ningún apoyo técnico, conocimientos muy reducidos del jefe y una escasa dirección. Por decir algo, no existía ningún programa de diseño y hube de usar el Paint y traerme preparadas las imágenes desde un Photosop de mi casa.

El período se alarga por la dificultad añadida de que es puerta fría y la mala experiencia de la guía anterior, que ni siquiera salió publicada. Luego me enteré de que el anterior comercial se había quedado con la pasta de los anunciantes, a los que "enganchaba" invitándolos a comer con el dinero que le habían adelantado otros anunciantes.

Se produce un despido de un trabajador porque estuvo desaparecido una semana. Después el jefe echa a un comercial de pisos, y luego me pide que no abandone el proyecto, una vez que me embarga la nómina la feminocracia actual y le solicito pasar a ser autónomo para evitar el sablazo.

Después decide que me traslade a otro proyecto a Paracuellos, dando por finalizado el de Madrid sin ningún resultado aceptable, aunque la guía estuviera terminada por mi parte. Por último me dice por teléfono que hay cambio de planes y me despide al día siguiente diciendo que el proyecto no continuará y que no tiene un puesto para mí en Paracuellos.

A día de hoy no he cobrado comisiones, ni siquiera mi sueldo, habiéndome dicho que me pagará el martes.

Este empresario de Madrid se ha quedado con el dinero de los pocos anunciantes y me ha comprometido profesionalmente ante muchas personas con su cutre estilo, tan de moda por estos lares y que tanto perjudican la labor de los "honestos empresarios de Madrid", que brillan por su ausencia, según mi experiencia, claro; por lo que, para que mi autoconfianza y dignidad no se vean comprometidas y por lo que me toque, seguiré pensando que existen. También los cerdos vuelan.